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Thor, es el voluntario que ha estado un mes con nosotros enseñando expresión corporal y ayudando en pequeñas obras de teatro con los niños. Pero además Thor ha sabido captar la esencia del proyecto Akshy, no dejándose solo seducir por las sonrisas de los niños sino ir mucho más allá para ver lo que hay detrás. Y antes de marcharse nos dejó esta carta con sus reflexiones, imagenes y sensaciones, que plasma la realidad de la vidad de estos niños y la razón por la que existe Akshy.

Aquí os la dejamos.

Muchas gracias Thor por compartir con nosotros este mes, por darnos tu precioso tiempo, por hacer que los niños disfrutaran tanto, por tu simpatía y cariño.

Carta de Thor Hidalgo Solé:

«Mi corazón ha quedado seducido por la mirada de cada uno de tus niños. Por la inmensa belleza que aparece en su genuino sonreír. Seducido por la enorme curiosidad, la pasión y toda esa vibración vital que desprenden sus ojos.

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Mi corazón ha quedado compungido al ver y conocer las condiciones en las que viven.
Bloques de barro y techos de paja.
Cuartos claustrofobicos, de puro ladrillo, saturados de personas que se mezclan con patatas y más paja.
Aldeas repletas de callejones inmersos en basura y heces.
Sin agua corriente, sin luz.

Toda una comunidad asentada junto al cadaver de un río que trae agua pocos meses al año. Agua que queda envenenada. Agua intoxicada por la putrefacción de desechos en el tiempo.

Y el resto… arena y desierto.

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Y me duele el corazón. Y se me revuelve el alma y cada centímetro de mis entrañas cuando me doy cuenta de que apenas comienzo a deslumbrar su forma de vida.
Y me duele imaginar las míseras condiciones en las que trabajan. O más bien, en las que sobreviven.
Ser explotados toda una vida en el campo, a 42 grados…
CADA DÍA, TODA UNA VIDA
… y a cambio de medio puñado de arroz… no es humanamente digno para considerarse trabajo.
Es supervivencia si tienes que sumergirte en la mierda del resto de la sociedad para reciclar y cargar con plásticos y que así tus hijos puedan llevarse algo de comida a la boca.
No es humanamente digno que lo único para lo que te paguen sea para cargar con kilos y kilos de ladrillo sobre tu cabeza, bajo la ardiente mirada del fulminante sol durante horas.
O que arrastrarse hasta la mendicidad sea el camino más fácil para sobrevivir y que esto termine convirtiéndose en su forma de vida a través del tiempo y las generaciones.

Y la crudeza de sus conflictos familiares y sociales.
Las castas. El juego terrible y carroñero del poder.
El alcoholismo y la violencia como únicas herramientas para gestionar la infinita miseria y la acumulación de dolor que anida en su sangre.

Y así y con todo esto, cada uno de ellos deslumbra una intensa belleza que se nutre de la aplastante humildad que les inunda.
Y la pureza de su fuego vital.

Emergen las preguntas.
Y toda esta miseria… ¿por un color de piel más oscuro? ¿Por nacer en un lugar del planeta y no en otro? ¿Por nacer en el seno de una comunidad que la sociedad que le rodea desprecia, margina, maltrata y oprime?
Y me pregunto por qué he nacido con tantos privilegios. Por qué aquí, en esta parte del mundo, hombres y mujeres de mi edad, con las mismas aptitudes y capacidades que yo tengo, tienen que luchar por sobrevivir en las condiciones más infames que la sociedad construye y alimenta. ¿Por que estas personas parten desde su nacimiento sin los mismos derechos básicos con los que yo nací? ¿Dónde está el agua, la comida, la higiene, la sanidad, la salud, la educación, la igualdad para ellos?

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Raquel,
y al igual que te agradezco que me hayas abierto las puertas del colegio, de tu casa, de tu familia y todo el interés, cariño y cuidado con el que has compartido conmigo esta realidad, que es responsabilidad de todos, te admiro profundamente.
Todo lo que has construido en 10 años y todo lo que sigues construyendo.
Dia a día.
Piedra a piedra.
Inmersa en una lucha constante para mejorar la calidad de vida, la consciencia, la autonomía y la responsabilidad de lucha en esta comunidad.

Toda la energía, la fuerza y el amor presente en 10 años de lucha dejan a la luz la inmensa generosidad y el poderoso coraje que persisten en ti.
Y luego están todos los obstáculos que deben de, violentamente y al estilo Indio, sacudirte a cada rato. Y los proyectos que aterrizan y despegan con brusquedad y turbulencias. Y los que se estrellan. Y el dolor de la gentes. Y la soledad en la lucha. Las decepciones. Las frustraciones. Y toda la locura que te rodea.
Y tu aquí.
10 años.
Persistente.
Sembrando.
Creando.
Liberando.
Regalando vida.

Te admiro profundamente.

Y yo me voy.
Y me voy revuelto y revuelto y contrarrevuelto.
Lleno de preguntas.
Lleno de rabia.
Lleno de dolor.
Lleno de amor y de sonrisas puras, genuinas e infantiles.
Lleno de juego.
LLENO DE VIDA.

Con necesidad de digerir 3 intensos meses en India.
Llenos de puro aprendizaje.
Y desde el corazón te digo que me siento inmensamente agradecido porque has compartido conmigo esta parte del mundo TAN REAL Y TAN INJUSTA.»

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